domingo, 17 de febrero de 2013

#SobreRegeneración

Si por regenerar entendemos: dar nuevo ser a algo que degeneró, restablecerlo o mejorarlo. Por regeneración entenderíamos la acción y/o efecto de lo anteriormente mencionado. Y tras esta aclaración semántica creo que todos podemos entender por qué se ha puesto tan de moda en los últimos días el termino regeneración, en concreto regeneración política.
La política de nuestro país viene a ser ahora mismo un gran edificio en llamas, un gran edificio en el que hay muchos heridos, muchos quemados y también algún rehén (pregunten en Génova). El edificio corre el riesgo de hundirse debido a las altas temperaturas provocadas por el fuego y es que este podría estar llegando al núcleo central, lo que condenaría a un desenlace fatal para este y otros edificios. Así pues, estos edificios esperan con ansia, y necesidad, la llegada de un John Mclane que pueda curar a los heridos, que ponga a salvo a los rehenes y, sobre todo, que sea capaz de apagar el fuego, que sea capaz de salvar el edificio, ya que si no lo hace, si no es capaz de parar el fuego, este se hundiría y con el caerían los heridos, los quemados, los rehenes e incluso el propio Mclane.
Y es que en los partidos políticos también hay Mclane´s. Sí, también hay gente valiente, buena y honesta que está en política con el único fin de servir a los demás. Normalmente, y cada día más, suelen ser jóvenes. Aquí un ejemplo:


Esta gente, por culpa de sus "superiores", es ahora puesta en duda. Porque ahora se duda, y con razón, de todo lo que suena a político. Pero para no caer en el error sería bueno aplicar un refrán que me viene ahora a la cabeza. No hagamos que paguen justos por pecadores. 

Pero está claro que cuando los que nos hablan de regeneración son Esperanza Aguirre y Alfredo Perez Rubalcaba sentimos que nos la están intentando volver a colar, que nos vuelven a tomar por tontos, que hablan a las cámaras aguantándose la risa. Que siguen pensando que no percibimos esa risa y les seguimos riendo las gracias. Pues no, se equivocan.


Y hablando de regeneración y de Esperanza Aguirre andaba yo viendo la televisión en una de esas noches improductivas de fin de semana, en concreto el sábado pasado, cuando tropecé a eso de casi la una de la mañana con una deliciosa -deliciosa si se ve sin prejuicios, claro- entrevista a Julio Anguita, y en la que preguntado por la lideresa del Partido Popular madrileño dijo algo que nos puede ayudar a descifrar sus mensajes: "ese lenguaje -populista- agarra en una parte de nuestro pueblo, que le gusta que le digan las cosas muy sencillas, muy claras, pero no les gusta pensar". Me parece que resume de forma perfecta a Esperanza Aguirre y el por qué de su éxito hasta aquí. Pero si nos ponemos a pensar, aunque no nos guste, nos damos cuenta que esta señora es la misma que escribió en su biografía, hace no demasiado tiempo, que lo pasaba mal para llegar a fin de mes... También es la misma que hace menos de un año dejó su cargo de Presidenta de la Comunidad de Madrid, dijo que dejaba la política para dedicarle más tiempo a su familia... Pues eso Espe. No cuela, ya no.

Los grandes partidos, PP y PSOE-PSOE y PP se aferran a ese término: regeneración. Lo curioso de esto es que los que hablen de regeneración sean precisamente los miembros que más tiempo llevan en los partidos y que, curiosamente, menos intención tienen de abandonarlos. Así pues, ¿qué es lo que estos quieren? Quieren un, o varios, Mclane (Talegón o Semper en español) que apague el fuego, que salve el edificio, que capte la atención del público... Y mientras tanto ellos puedan sacar por la puerta de atrás, ya sin prisa, los maletines con billetes, sobres y papeles. Realmente estos grandes partidos no quieren una regeneración, simplemente quieren una cortina de humo. Una cortina de humo que al disiparse se haya llevado con ella papeles y jóvenes comprometidos.
Si quisieran una REGENERACIÓN examinarían cuentas corrientes y patrimonio de todos los miembros del partido y sus familiares (que ya no nos chupamos el dedo). Concederían auditorías a Hacienda y publicarían de manera exacta y exhaustiva como se financian, los sueldos que cobran, los trabajadores que (como empresas privadas que son) tienen en nómina. Pero claro, si quisieran regenerarse también tendrían que, como consecuencia de lo anterior,dimitir casi en bloque todos los altos, y también bajos, cargos de estos partidos, expulsar a todos los implicados en casos de corrupción, imputados y no imputados. También tendrían que dimitir ( e/o ir a la cárcel) esas "pobres" mujeres, de maridos corruptos, que no se enteraban de nada -pregunten en Zarzuela o en Moncloa-. 

Pero claro, todo ello podría tener consecuencias negativas para nuestra economía. Repercutiría muy negativamente a la exportación, a la de dinero en concreto. Probablemente caería también el PIB, ya que caerían las ventas de sobres, de maletines, de libros de facturas sin la casilla del IVA, de trituradoras de papel, el uso de billetes de 500...así como la venta de billetes de avión a Suiza y otros destinos turísticos que se caracterizan, como todos sabemos, por tener magníficas pistas de esquí. 


Si hay regeneración, regeneración política, esta no será desde arriba. Tendrá que venir desde abajo, desde muy abajo. Así que cuando se lo piensen, cuenten conmigo.




2 comentarios:

  1. Si hay regeneración, regeneración política, esta no será desde arriba. Tendrá que venir desde abajo, desde muy abajo. Así que cuando se lo piensen, cuenten conmigo... Y conmigo también.
    Somos nosotros los ciudadanos quienes debemos provocar ese cambio, y yo me atrevería a decir, en lugar de regeneración... REVOLUCIÓN.
    Una revolución ideologica, social, política, economica y moral.
    Una REVOLUCIÓN que reactive el mundo, que lo saque de este largo periodo de hibernación en el que nos encontramos.
    Estamos en la obligación de exigir, de provocar, de pedir que se nos rindan cuentas y de no ser así... CAMBIO

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo. Gracias por comentar.

    ResponderEliminar